Adultos Superdotados intelectualmente

Desarrollar armónicamente una superdotación intelectual a lo largo de los años de vida de una persona es una tarea larga y muy sensible a los vaivenes de todo tipo (escolares, familiares, laborales, sociales y económicos) del entorno y de la propia persona.

El adulto superdotado es una persona como otra cualquiera, pero con una serie de características o peculiaridades que le hacen ser un poco “especial”; entre ellas, podríamos citar las siguientes:

  • Rapidez y facilidad en el aprendizaje en general
  • Rapidez a la hora de resolver problemas y de ver las soluciones
  • Sensación de ser diferente
  • Intuición más desarrollada
  • Hipersensibilidad
  • Capacidad de gozar con intensidad lo positivo y también de sufrir en exceso lo negativo (se preocupan con frecuencia)
  • Capacidad de empatía
  • Satisfacción en la mejora continúa
  • Capacidad de abstracción y de concentración cuando algo le interesa
  • Perseverancia en conseguir objetivos
  • Creatividad
  • Sentido del humor sofisticado y difícil de entender a veces
  • Dificultad de aceptar la autoridad (inconformismo)
  • Le afecta la injusticia hacía sí mismo y hacia otros
  • No suele ser gregario
  • Puede ser autoexigente y exigente hacia los demás, así como muy perfeccionista
  • Es impaciente
  • Sensación de intranquilidad interna (inquietud)
  • Puede tener problemas para acabar cosas que está haciendo, poniendo en marcha diversos proyectos que pueden quedar inacabados (su motivación puede ser intermitente)
  • Excepto los líderes, pueden presentar dificultades en las relaciones sociales (de relación con los demás y de asertividad)
  • Su autoestima puede sufrir altibajos
  • Baja tolerancia hacia las críticas y la frustración cuando su autoestima no es buena
  • Tendencia a ansiedad y a estados depresivos

Hay que puntualizar que todas estas características no tienen por qué presentarlas todos los adultos superdotados, sino algunas de ellas en mayor o menor grado.

Señalar, así mismo, que el adulto superdotado, si está bien emocionalmente, potenciará sus características más positivas y, si no lo está, serán las negativas las que destacarán en su personalidad.

Estos indicadores pueden servir de guía para valorar si una persona adulta puede ser superdotada. Pero necesitaría también una valoración de la alta capacidad intelectual para completar el diagnóstico. Y, si lo es, y le causa problemas, se pueden intentar solucionar.