CONTINÚO HABLANDO DEL ACOSO ESCOLAR

Hola a todas las personas seguidoras de este blog.

Después de varios meses sin hacer ningún artículo nuevo en el blog por falta de tiempo, me alegra volver a escribir (como os comenté a finales de julio pasado) sobre este tema tan importante y lamentable como es el acoso escolar en los niños y niñas de altas capacidades intelectuales.

                                                                                                                      acoso escolar

 Acosar es maltratar a otra persona adrede y reiterativamente; el que maltrata no lo hace un día aislado, sino que  su maltrato (físico y/o psicológico) se repite varios días a la semana o todos los días, creándole satisfacción el sufrimiento de la víctima elegida.

Los acosadores suelen ser personas o más bien “personajes” mediocres, que “se alimentan” del mal que hacen  a las víctimas acosadas, teniendo una sensación de poder en este sentido y aumentando su autoestima con ello.

Los niños y adolescentes superdotados y/o de altas capacidades intelectuales (esto es, aquéllas personas que se diferencian por su aprendizaje más rápido en general o en determinadas áreas específicas) suelen ser acosados porque despiertan envidias (porque son el espejo de lo que algunas personas desearían ser) y porque se alejan de los intereses de la media de su grupo de edad (esto es, por lo que los diferencia socialmente de su grupo de iguales), lo cual puede crear emociones de desprecio y rechazo hacia ellos.

Rechazar, Aislar, Aterrorizar e Ignorar son palabras asociadas al acoso escolar (en general y, concretamente, en los niños y niñas más inteligentes).

 Los síntomas del acoso escolar son: baja autoestima (sentimiento de incompetencia emocional, menor capacidad para enfrentase a situaciones estresantes, sentimiento de poca valía personal y de inutilidad,…), problemas somáticos (alteraciones en el sueño -insomnio inicial, pesadillas, terrores nocturnos-, falta de apetito, dolores de estómago y de cabeza,…), alteraciones en el estado del ánimo (tristeza, llanto frecuente, irritabilidad, susceptibilidad, inestabilidad emocional, estados depresivos), estados de ansiedad, problemas escolares (reticencia a ir al colegio, fobia escolar, bajo rendimiento y/o fracaso escolar, apatía académica, conductas de evitación e inhibición en el aula), problemas sociales (inseguridad social, desconfianza social, aislamiento social, pobre integración en grupos sociales y en su grupo de iguales),…A largo plazo, todos estos síntomas pueden dar lugar (si no se erradica el acoso) a trastornos psicológicos establecidos (ansiedad generalizada, fobias, depresión, agresividad,…).

Qué podemos hacer los padres:

1) En primer lugar, escuchar a nuestros hijos/as y no “dejar pasar” los comentarios que nos hagan al respecto (esto es, detectar la situación a través de la escucha activa hacia nuestros hijos/as). Este tipo de situaciones es mejor no relativizarlas, sino investigarlas antes.

2) Procurar que expresen sentimientos en casa y que se desahoguen, que el diálogo entre padres e hijos sea fluído.

3) No dejar que pase demasiado tiempo desde nuestra sospecha de acoso hacia nuestro hijo/a: hablar con el profesorado y cotejar la información que nos ha dado nuestro hijo/a (pedir tutoría y, si se confirma el acoso escolar, hacer que el equipo de orientación ayude al profesorado a que sus alumnos acepten al niño/a o adolescente maltratado/a (a través de charlas específicas en el aula, terapia con su grupo de clase, sociogramas, estrategias aportadas a los profesores,…).

4) Aportarle al alumno/a estrategias de defensa ante la intimidación de su maltratador/a (ignorar al acosador/a, decirle que No con firmeza, avisar al profesor,…).

5) Ayudar al alumno/a maltratado/a a identificar a maestros/as y amigos/as que se presten a ayudarlo en esta situación de indefensión.

6) Procurarle actividades deportivas y acorde a sus intereses que le refuercen su autoestima y lo relajen y fortalezcan para hacer frente al problema.

A veces, el acoso escolar en los niños/as y adolescentes de altas capacidades intelectuales y/o sobredotados intelectualmente se mantiene en secreto por parte de los padres, ya que tienen miedo a “destapar” que su hijo es diferente respecto a sus iguales, y esto sí que se convierte en un problema. El acoso, una vez confirmado, hay que denunciarlo (en el colegio y, si se considera oportuno, en los tribunales); con ello, podemos salvar a nuestros hijos/as de problemas y trastornos emocionales muy importantes en el futuro, de complejos y miedos innecesarios en seres bondadosos y que no le han hecho nada malo a nadie, de víctimas castigadas injustamente por la vida a tan corta edad.

Si el colegio supiera atender a estos niños y niñas tan especiales, la envidia se apagaría porque no sería apoyada y el respeto a las diferencias incompatibilizaría con este maltrato letal.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/cronicas/cronicas-cadena-del-silencio/1760607/

2 Comments

Paloma

Buenas tardes, Marisol,
Antes de todo quería felicitarte por tu post y agradecerte que, una vez más, abordes el tema del acoso escolar en niños de altas capacidades.

Yo he sufrido acoso escolar tanto en el colegio como en el instituto por parte de los profesores. Con los compañeros no tenía problemas.
En el instituto tenía a dos profesoras, una de lengua y otra de inglés, que nada más llegar a clase me obligaban a sentarme en la última fila porque «no me querían ver tan cerca». Estas profesoras no perdían oportunidad de ridiculizarme y me veía obligada a responderlas de forma ingeniosa para que sus ofensas se les volvieran en contra. Al final acababa toda la clase riéndose de ellas.

Donde lo he pasado realmente mal ha sido en la universidad. Estudio Derecho desde hace 7 años y he tenido que dejar de acudir a clase. En la universidad hay muchos casos de acoso, pero no interviene ni el centro ni las instituciones porque los consideran «problemas entre adultos». Yo en cambio, considero que si estoy pagando una matrícula que incluye asistencia a clase, tengo derecho a poder estudiar con libertad y sin que me hagan la vida imposible, y creo que la universidad me lo debería garantizar.

Las conductas que he detectado son las siguientes:
– Llamadas constantes de teléfono para pedir prácticas o apuntes, incluso a altas horas de la noche.
– Presentarse en casa de la víctima para conseguir prácticas o apuntes.
– Acoso en redes sociales. En mi caso una chica me mandó 35 invitaciones de Facebook en una semana y otras tantas de otras redes sociales.
– Gritos y amenazas en público ante mi negativa a dejar apuntes o prácticas.
– Amenazas por escrito. En mi caso me amenazaban con presentarse en mi casa y montarme un escándalo.
– Acudir a revisiones de examen y decirle al profesor que la víctima ha copiado en el examen. Me han contado ya varios casos.
– Propagar rumores falsos.
– Llamar a casa de la víctima y contar mentiras a sus familiares. En mi caso una compañera de la facultad llamó a mi madre por teléfono y le dijo que había dejado los estudios y que me estaba gastando el dinero de la matrícula en salir de fiesta.
– Merodear por zonas donde acude la víctima. Por ejemplo estar en clases de asignaturas que el acosador no tiene matriculadas.
– Además, tienen un interés desproporcionado por entablar amistad con los amigos de la víctima.
– Otra conducta frecuente de estos sujetos es acudir a la biblioteca a la mesa donde la víctima estudia y pedirle los apuntes. Al decirle que no, empieza a elevar la voz para que acuda el personal de la biblioteca a quejarse del ruido. Por esto me echaron una vez de la biblioteca y puse el problema en conocimiento de los empleados.

En estos casos el móvil difiere ligeramente de los casos de acoso escolar porque no es sólo una cuestión de poder, sino que hay un claro interés de sacarse la carrera a costa de la víctima.

En mi caso informé de estos hechos tanto al personal de la universidad como a mis compañeros. Ellos también tuvieron problemas; a la acosadora le resultaba cada vez más difícil conseguir apuntes y «esas tácticas» las empezó a utilizar con todo el mundo.

Por los datos que tengo, al menos dos personas han abandonado la carrera por culpa de esta acosadora y ella ha terminado dos carreras y tiene un buen trabajo.

Volviendo al tema del acoso escolar en altas capacidades; aunque suene un tanto primario, creo que la mejor manera de proteger al menor es apuntándole a una buena escuela de artes marciales. Las artes marciales refuerzan la autoestima, te enseñan técnica e incluso combate, te dan una agilidad y un tono muscular apropiado para salir ileso o con pocos daños de un ataque y, sobre todo, te hacen perder el miedo a una agresión física.

Un abrazo y espero con ganas tu próximo post.

Paloma

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MARISOL GOMEZ RUIZ DEL PORTAL

Buenas tardes, Paloma:
Me alegra mucho que te guste el nuevo post y te agradezco enormemente tu comentario, pues hablas de una manera muy gráfica por tu propia experiencia del acoso en la universidad (tema muy poco considerado por casi nadie porque, como tú muy bien comentas, parece ser que «es cosa de adultos», y nada más lejos de la realidad).
Yo hoy no puedo extenderme en mi respuesta, pero dejo tu sustancioso comentario para que lo lean todos nuestros blogueros y reflexionen sobre el mismo aportando su experiencia si les parece.
Y es que, cuando los acosadores/as detectan a personas de valía de las que pueden sacar, además, provecho (además de destrozarle su sistema nervioso), no tienen escrúpulos en usar todas sus armas en vampirizar y aprovecharse de la inteligencia y el esfuerzo de la víctima para obtener ellos sus propios beneficios.
Lo de las artes marciales me parece una buenísima idea como solución para fortalecer el cuerpo y la mente y, de esta forma, la autoestima, eliminando miedos.
Muchas gracias y un abrazo enorme.
Marisol Gómez

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