La motivación es piedra angular en la alta inteligencia, vaya sola o con trastornos asociados.
En las altas capacidades puras (esto es, sin trastornos asociados), la motivación se convierte en motor para aumentar el grado de satisfacción personal en la vida. La curiosidad intelectual, el interés por algo o por alguien, el deseo de avanzar estabiliza el campo emocional de estas personas, consiguiendo un equilibrio intelectivo-emocional (personal, familiar, social y académico).
En la doble excepcionalidad (la más frecuente es AACCII y TDAH) la motivación es aún más FUNDAMENTAL. En estas personas, a las que la dopamina en desregulación les hace que su motivación, a menudo, dependa del exterior (esto es, sea extrínseca) la motivación se convierte en básica en sus vidas. Y es que les cuesta motivarse mucho; sólo en lo que les apasiona con fuerza van a conseguir poner toda su ilusión. Esta motivación en sus vidas va a ser su motor para conseguir hacer cosas, poner en marcha su creatividad y llevar su vida cotidiana manteniendo una buena autoestima y un buen estado de ánimo. La motivación, en definitiva, les proporciona estabilidad emocional en sus vidas, que es todo lo que les hace falta.
Esta motivación, frecuentemente, les cuesta encontrarla, tanto en las AACCII puras como en la doble excepcionalidad o con otras comorbilidades o trastornos asociados (Asperger, dificultades en el aprendizaje, dislexias,…); obviamente, en las dobles excepcionalidades (que tienen limitaciones por sus trastornos asociados) la motivación es más difícil de conseguir y de mantener, por ellos mismos y por la sociedad en la que vivimos (que no se la proporciona o sólo lo hace en una pequeña parte).
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