VALORACIÓN DEL COCIENTE INTELECTUAL EN LAS ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES

Como especialista en Altas Capacidades Intelectuales, recibo llamadas de padres que quisieran saber si su hijo/a tiene AACCII a través de una prueba de inteligencia solamente. Yo les doy mi opinión advirtiéndolos de que, sin saber nada en absoluto de su hijo/a, es aventurado realizar una prueba de valoración de unas posibles AACCII, ya que la administración de las pruebas de inteligencia deberían de hacerse conociendo, previamente, el perfil de personalidad del niño o la niña e, incluso, del adolescente (si se trata de un adulto, es diferente, puesto que es él/ella el que decide hacerse la prueba por voluntad propia y llega a la consulta absolutamente motivado/a). Así pues, aconsejo realizar una historia clínica previa con los padres acerca de su hijo/a y, posteriormente, proceder a realizar dicha prueba de inteligencia general.

No obstante, ¿es determinante el resultado de una prueba de inteligencia para saber si la persona tiene AACCII? En principio, la valoración de una inteligencia superior (a partir de 120 puntos de C.I. con media en 100) o muy superior (a partir de 130 puntos de C.I. con media en 100) -hay que puntualizar que, en la comunidad científica, no está claro el punto de corte a partir del cual se pueden diagnosticar las altas capacidades- a través de una prueba de inteligencia de peso como la escala Wechsler es importante e indicativa de una alta capacidad subyacente en la persona. Sin embargo, desde mi punto de vista, es preciso realizar un estudio psicológico y/o psicopedagógico mucho más exhaustivo para establecer un diagnóstico más preciso y personalizado, en el que queden patentes el tipo y el grado de esas AACCII, los puntos fuertes y débiles en este sentido, si existe o no un equilibrio intelectivo-emocional, si estas AACCII vienen comorbilizando (esto es, con algún trastorno asociado) o están “puras” (sin trastornos asociados), con objeto de proporcionar unas orientaciones, tanto para la familia como para el colegio, lo más individualizadas posibles de cara a una intervención correcta y ajustada a cada persona.

         Por otro lado, hay que tener en cuenta que con la inteligencia se nace (tiene un indudable componente genético o hereditario), pero también se va haciendo, construyendo, a lo largo de la vida (el ambiente es fundamental, así como el esfuerzo de la propia persona). Es decir, la inteligencia es un constructo que puede variar a lo largo de la vida, que no es inamovible (esto lo he podido comprobar en esta consulta en niños y niñas a los que evalué en su infancia y los reevalué posteriormente y habían mejorado, muchos de ellos, su capacidad intelectual; aunque puede ocurrir también lo contrario si el ambiente no le es propicio a la persona o tiene trastornos asociados a las AACCII como problemas de aprendizaje, TDAH,…). Si la persona trabaja bien su cerebro, obtendrá la recompensa oportuna (ya sea a nivel intelectual o emocional) y, en el caso del C.I., puede aumentar con el tiempo trabajando la inteligencia a través del esfuerzo diario (con el aprendizaje sistemático, teniendo interés en aprender, poniendo pasión en lo que se hace).

         Resumiendo, para realizar un diagnóstico fiable en las AACCII, una prueba de inteligencia sin más datos no es lo más aconsejable, como tampoco que esa/s prueba/s la/s realicen profesionales que no están especializados en alta inteligencia (los tests de inteligencia hay que saber administrarlos y, para ello, hace falta estar instruído en este campo y, si es posible, tener experiencia en ello).

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