El silencio en las niñas y mujeres más inteligentes, a veces, es simplemente “adaptativo” (mejor disimular su inteligencia, camuflarla, que darla a conocer a su entorno, probablemente, hostil en este sentido).
En general, el silencio les vale más la pena en todas las etapas de su vida: desde Infantil, pueden destacar sobre sus iguales por su precocidad en el aprendizaje, su razonamiento más rápido y ya, desde su tierna infancia, sufrir acoso escolar castigando esta facilidad y rapidez en el plano intelectual; la niña más inteligente puede sufrir insultos y rechazo social por mostrarse como es, en plenitud y, la mayoría de ellas, deciden silenciarse para “no molestar” a sus compañeros/as y profesores y pasar así desapercibidas. Ellas saben que son diferentes y más rápidas intelectualmente que la mayoría o que el resto de sus compañeros/as, pero esta “cualidad” en principio se puede convertir en su peor enemiga. En el colegio, suelen ser buenas alumnas (académicas, eficaces, calladas, “invisibles”) con tal de cumplir lo que espera de ella su entorno más cercano (familia y profesorado).
En el plano laboral, ¡cuántas mujeres excepcionalmente inteligentes y relevantes para la sociedad han tenido que silenciarse y ceder sus dotes científicas o de otro tipo a los hombres que la rodean! A veces, los roles sociales establecidos en este sentido son equívocos.
Este silencio obligado se refleja, igualmente, en las relaciones de las mujeres más inteligentes con sus parejas. ¿Cómo conseguir que su pareja le siga el ritmo a veces, comprenda su hipersensibilidad, su gran intuición, su comprensión de las cosas, su sentido crítico, le “ceda el paso” en la vida laboral sin intentar competir con ella? A menudo, la “pareja potencial” se retira al sentir miedo o sentirse “agredido” por tantas bondades que ella despliega y esto le crea a la mujer una gran soledad interna difícil de superar, ya que la mujer con AACCII necesita ser amada en profundidad para cubrir adecuadamente su campo sentimental. El silenciarse puede ser una opción para no provocar este caos sentimental en sus vidas y esto se traduce a someterse a las parejas, ser atractivas físicamente y derrochar amabilidad, ocultando su verdadera identidad personal (más plena).
Del mismo modo, pueden causar estupor en el plano social si se muestran tal como son y esto sería poco soportable para ellas.
Es como si su alta inteligencia fuera incompatible con su feminidad, con su ternura y afectividad. A veces, se las confunde con mujeres frías emocionalmente y nada más lejos de esta concepción. Ellas mismas se suelen enjuiciar a menudo, poniendo en peligro su valoración personal al ser tan exigentes consigo mismas.
Es en la madurez de las mujeres con AACCII cuando, una vez adquirido, a través de su experiencia y esfuerzo personal, el autoconocimiento pleno y la autoaceptación de su peculiaridad intelectual y lo que ello conlleva, son capaces de mostrarse de forma natural tal cual son y, al fin, ser libres.
Aún en la sociedad actual, la mujer más inteligente sufre el serlo de manera considerable, sobre todo, en sociedades menos abiertas, más tradicionales. Puede ser un estigma si no sabe gestionar bien su potencial intelectual y, por el contrario, lo convierte en algo patológico.
Sin embargo, hay que decir que este fenómeno de “camuflaje” y de falta de identidad personal no siempre se da en las mujeres más inteligentes, pues las hay que pueden prescindir del factor de aprobación social y tienen éxito profesional y personal sin miedo al rechazo, ya que son capaces de desarrollar recursos que les permiten adaptarse más fácilmente al ambiente, pudiendo protagonizar y brillar intelectual y laboralmente sin que esto obstaculice su vida social y personal-sentimental.
Muy acertado, y me siento totalmente identificada.
La vida cuesta.
un abrazo,
Cris
Muchas gracias, Cris.
Te respondí hace unos días, pero veo que no salió mi respuesta a tu comentario.
Sí, efectivamente, la vida cuesta a tod@s, y aún más a las personas más especiales o diferentes al resto.
Un fuerte abrazo.
Marisol Gómez