Este artículo se lo dedico a todos los psicólogos/as de la salud mental que adoran su profesión, que tienen como objetivo ayudar a las personas que acuden a verlos a su consulta y que alguna vez han sido agredidos injustamente por algunas de ellas. Todo mi apoyo para vosotros/as.
La figura del psicólogo como profesional de la salud mental es cada día más imprescindible en la sociedad en la que vivimos. El estrés y el sistema de vida tan azaroso de la sociedad occidental propicia el que el sistema nervioso central se agote, vivamos demasiado deprisa y la soledad aparezca en nuestras vidas. La ansiedad, los estados depresivos, …,causados por el estrés mantenido, dan lugar a que el apoyo, asesoramiento e intervención del psicólogo/a sean muy necesarios.
El psicólogo/a que está en consulta, si es vocacional, es un/una sanador/a y siente una gran satisfacción al ayudar a las personas que acuden a verlo; es de esta forma como se siente pagado en realidad. Claro está, también es una persona y tiene que vivir de su trabajo, pero esto llega a ser secundario. Los que estamos en esta profesión, la gran mayoría, económicamente no somos ricos precisamente ni nos hace falta serlo.
Desde mi larga experiencia como profesional de la salud mental, os puedo decir que he tenido muchas más satisfacciones que decepciones y amarguras pero, por desgracia, sólo de tarde en tarde (afortunadamente) acuden a consulta personas tóxicas que no van buscando ser ayudadas ni ayudar a sus hijos, sino volcar su propia amargura de una forma agresiva contra el/la psicólogo/a, con lo que no consiguen que éste/ésta les ayude y, lo que es aún peor, sus hijos/as (menores de edad y dependientes de sus padres y madres) sufren las consecuencias de la mala actitud de sus progenitores hacia el psicólogo/a que sólo pretende ayudarlos, pero éstos se lo ponen realmente muy difícil y no puede hacer nada por los menores. Me refiero a esas personas que infravaloran la figura del psicólogo, que lo maltratan, lo presionan, lo acosan y le faltan el respeto y que, incluso, se atreven a amenazarlo, curiosamente, por hacer rigurosamente y con toda su sabiduría y experiencia su trabajo; suelen ser personas con un fondo patológico importante.
Esta profesión es muy gratificante, pero también, muy dura; el desgaste de energía es muy grande y no funciona si el psicólogo no tiene humanidad y bondad hacia los seres humanos. Pero hay personas (muy pocas, eso sí) que no saben ver la ayuda que se les brinda, la entrega incondicional del profesional de la salud mental.
Quiero dar las gracias a todas esas personas estupendas que habéis pasado y seguís pasando por la consulta Athenea de Málaga, que me habéis enseñado tanto, que habéis hecho que yo sea mejor persona incitándome a cultivar la paciencia, a formarme de manera permanente adquiriendo cada vez más conocimientos y confiando en mí como profesional para trataros a vosotros, a vuestros hijos/as; GRACIAS `por dejarme ayudaros de corazón. Y a ese pequeñísimo grupo de personas mal intencionadas que llega a todas las consultas (y también a la mía) sólo puedo deciros que os lo penséis antes de acudir a un/una psicólogo/a, que quizás si hacéis algo de deporte o tenéis alguna válvula de escape en vuestras vidas, no tendríais esa ira acumulada en forma de agresividad que en una consulta de psicología es tan penosa e infructuosa y no conduce a nada positivo.
Un abrazo muy fuerte a todos mis compañeros/as de profesión y mi enhorabuena por la labor que hacéis.
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