Mindfulness y AACCII

El Mindfulness o “Atención plena” es estar atento a todo aquello que nos ocurre y a lo que hacemos sin juzgar esta experiencia, sólo teniéndola, sin dejarnos “enganchar” por nuestro futuro o pasado. Podemos llevar a cabo esta práctica en cualquier momento de nuestras vidas (respirando, comiendo, haciendo ejercicio o las cosas de la casa, haciendo el amor, conversando con alguien,…). Consiste en dejar pasar nuestros pensamientos “como pompas de jabón” (esto es, sin reflexionar sobre los mismos) y prestar atención y concentrarnos en lo que hacemos en cada momento; en realidad, es una especie de meditación cotidiana. Podemos aceptar los pensamientos y, con ello, las emociones que tengamos, sin juzgarlas (de esta forma, no se exageran y no nos hacen tanto daño); no luchamos contra las cosas, dejamos que fluyan y, mientras, seguimos nuestro camino (lo cual no hay que confundirlo con pasotismo, ya que afrontamos, no evitamos, pero sin forzar las cosas y con serenidad).

Pienso que las personas con AACCII necesitan el Mindfulness en sus vidas, ya que es un grupo con una gran hiperactividad mental y que mira mucho hacia el futuro (vive más en el futuro que en el presente; anticipa acontecimientos y, a veces, tiene una visión catastrófica de las situaciones -“Y si…”- y puede no vivir el presente en plenitud).

La hiperactividad mental es intrínseca a las AACCII (también al TDAH, siendo una de las características que las dos tienen en común), pero hay que saber parar cuando hay que parar y también canalizarla adecuadamente: me refiero a usar esta hiperactividad en la parte positiva que todo tiene en la vida (disfrutar, crear, elaborar y llevar a cabo proyectos, tener solución rápida de problemas,…), de esta forma, es maravillosa realmente. Sé que cuesta estar siempre o casi siempre en este punto, pero hay que intentarlo diariamente hasta conseguir “coger las riendas” del caballo (de nuestro cerebro) y no al revés.

Cuando la hiperactividad mental se negativiza y apodera de nosotros, aparece la ansiedad, los estados depresivos, la frustración, el perfeccionismo, las autoexigencias y las exigencias con los demás, la baja autoestima,…, en definitiva, el caos que no debiera estar. Al cerebro hay que darle descansos necesarios para que se recupere y siga funcionando correctamente.

Recomiendo la práctica del Mindfulness o Atención plena siempre que se pueda. Aumenta el grado de felicidad.

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